Ceguera
Las retinas de gato enamorado tiradas en el tálamo
como una cuerda de nubes sin sueños,
añorantes de un libro giratorio, de piernas como penínsulas, de lóbulos enhebrados en conchas de mar, de rayos de sol en la pupila.
Ruinas de ojos que ya no bostezan en el barco,
que ruedan por las tumbas de la visión:
el secreto del árbol, los cuervos sordos, tus labios cruzados.
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